Salirse de las rutas conocidas: viajar con dolor acuestas es salirse a una tierra de nadie, mas bien de todos salvo de uno, la gente resulta extraordinariamente ajena y los lugares inhóspitos, esta es una soledad que ya conocía la de los países extranjeros donde la pertenecía arraiga en los rostros, los movimientos, los gestos de los demás, en donde todas las ventanas iluminadas en la noche nos excluyen y subrayan nuestra intemperie, ahí nuestra vulnerabilidad crece desproporcionadamente, me refugio en la silla de ruedas en mi cuaderno, en mi mochila, se convierte en una torpe nave espacial, que me permitirá huir rápidamente a la primera señal de peligro, con fascinación miro piernas que se flexionan con elegancia, zapatos que comen distancias, brazos que se elevan, cabezas que se echan para atrás, espaldas erguidas, movimientos bruscos, despatarrados.
TIGRES EN EL JARDIN
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Como un ascua de odio te hemos visto en la aurora,
como un trigal de cielo derramado en la vega,
y hemos sorbido el agua que tu contacto dora
y ese arom...
Hace 14 horas
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