Me gusta espantar las cosas viejas que de repente llegan sin aviso, las cosas viejas que se quedaron ahí en el tiempo pasado, donde algún día tuve una ilusión, esas que cuando menos espero me pegan directo en el centro del corazón, algunas donde se piensa que deberían estar mejor donde se quedaron lo cierto es que algunas veces, solo a veces me pregunto... ¿que habrá sido de mi?.
Y por pelear con el dragón, mi armadura se rompí, solo me quedo el viejo camino que un día sonríes y caminas.